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Cyberbullying: el peligro de los nuevos medios en las aulas

El cyberbullying está aumentando de forma preocupante en las aulas.

Para prevenir el acoso cibernético, también denominado cyberbullying entre los estudiantes, es importante identificar primero los muchos tipos que existen.

Resulta triste cuando se escucha que los centros de investigación no pueden ponerse de acuerdo sobre si el acoso cibernético afecta a uno de cada tres, uno de cada cuatro o uno de cada cinco adolescentes. No es el número específico lo que es importante; es el hecho de que el número nunca baja del 20 por ciento. Imagine estar en un aula de 25 personas, sabiendo que, de media, al menos cinco de esos estudiantes están siendo intimidados.

Hay tantas formas de acoso cibernético como opciones de crear contenido online. ¿Redes sociales? ¿Foros? ¿Blogs? Todos estos lugares pueden ser susceptibles de ser usados como una mala herramienta para provocar el cyberbullying.

Aún así, la mayoría de los acosadores adoran el correo electrónico, el texto y la mensajería instantánea. Invierten grandes esfuerzos para permanecer en el anonimato y, sobre todo, obtener la reacción que buscan. El peor efecto del acoso cibernético lo ilustra correctamente una niña de diez años de California. «Ser intimidado no es genial porque después de un tiempo comienzas a creer lo que te dijeron. Aún lloro cada vez que pienso en lo que dicen».

Estos son algunos de los métodos básicos de acoso cibernético:

  • Acosar a alguien directamente: El método más obvio y común es publicar rumores sobre alguien en una red social o un blog donde los ciberdelincuentes derrochan, en ocasiones, una creatividad innecesaria y perjudicial. Se encargan de:
    1. Ejecutar la función de «advertir» en la red social de la víctima con la intención de que esa persona sea investigada o excluida del sitio.
    2. Publicar información personal de la víctima en Internet, poniéndo en peligro su identidad al poder ser robada por otros que quieran suplantar a la persona que sufre el ciberacoso.
    3. Crear una encuesta en internet que sea dañina. Por ejemplo, pregunta si él/ella es gordo/a o feo/a.
    4. Usar malware u otras aplicaciones para espiar a la víctima o tomar el control del ordenador de la víctima.
  • Suplantar a alguien: Esta técnica es más común de lo que se piensa.  Los ciberacosadores aprovechan las plataformas de correo electrónico gratuitas que ofrecen Gmail, Hotmail, etc., para crear un nombre similar al de las víctimas. Estos impostores se conectan y actúan de manera horrible mientras fingen ser la víctima, con el objetivo de arruinar su reputación y generar vergüenza. Otros ataques que entran en esta categoría son:
    1. Robar la contraseña (o dispositivo) de la víctima y simular ser la víctima mientras chateas con otras personas.
    2. Cambiar el perfil de la víctima en cuentas sociales para que sea ofensivo.
    3. Configurar cuentas sociales a nombre de la víctima.

     

  • Fotografías y vídeos: Es en este punto donde los ciberacosadores se vuelven verdaderamente diabólicos. Nadie quiere ni tiene tiempo para ser fotografiado y compartir las fotos. Sin embargo, los atacantes se toman muchas molestias para realizar esto. Las fotos se toman sin el conocimiento de la víctima en el gimnasio, el vestuario o el baño y se comparten públicamente. El robo de fotos y videos personales también es común y se producen amenazas. Si la víctima no cumple con el chantaje, se publican en Internet y puede volverse viral cuando el acosador amenaza con enseñarlo a los contactos del extorsionado.

Estadísticas en España

Para hacernos una idea de la gran repercusión que está teniendo este fenómeno en las aulas españolas debemos recurrir a las últimas estadísticas publicadas por el grupo de Investigación EU Kids Online de la Universidad del País Vasco. Este informe compara los datos obtenidos con otro informe anterior realizado por otra organización en 2010.

Las conclusiones que arroja este estudio es que el ciberbullying, es más probable entre las chicas (35%, frente al 29% de chicos), quienes también se ven más afectadas por ello (26%, frente al 22% de los chicos). A partir de la adolescenia, el ciberbullying parece disminuir a partir de los 15/16 años (un 6%, frente a un 12% de la media). Al mismo tiempo, también disminuye a la mitad el porcentaje de menores que se siente afectado por esta circunstancia.

Desde TutorAsap defendemos que las escuelas tienen el derecho de aplicar el castigo por el acoso cibernético dentro y fuera del centro. Los estudiantes no deben tomar la justicia por su mano o quedarse callados y cumplir con las demandas del acosador. Es necesario dejarlo en manos de la ley para ayudar a educar a los estudiantes que existen unas normas que se deben cumplir.

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